La inflación no es más que un componente obvio del desarrollo económico y financiero de un país
En sí, la inflación es la suba generalizada de precios, es decir, aumentos en todos los productos y servicios de un país o región.
La inflación puede tener varios orígenes, pero el más común es una simple ley lógica: lo que no corta por cantidad, corta por precio. Es decir, frente a una situación en la que la demanda supera la oferta, el empresario tiene dos caminos a seguir:
- vender toda su producción a precios estables, dejando una demanda insatisfecha
- subir el precio, para que la demanda disminuya y así poder vender toda su producción, a un precio mayor, sin dejar demanda insatisfecha.
Como estamos hablando de economía, y las decisiones (en la mayoría de los casos) se basan en la rentabilidad, el empresariado suele optar por la segunda opción.
A este punto debemos aclarar que la suba de un producto en particular no es inflación. Por ejemplo, si el precio de una verdura aumentó notoriamente debido a que se echó a perder una parte de la producción, no estamos hablando de inflación, ya que la misma, como dijimos antes, implica una suba en todos los productos y servicios. Sin embargo, en algunas ocasiones hay productos y servicios de carácter primario que contagian al resto de la economía y hacen subir los precios de todos los productos. Estamos hablando de insumos: por lo general, de origen alimenticio y el combustible.
Otra causa que genera inflación es cuando el Banco Central de un país inyecta dinero a la economía (o, sin la intervención del mismo, hay mucho dinero circulando). Si hay demasiados billetes en circulación, es lógico que los precios suban para succionar ese excedente de dinero circulante. Por ejemplo, si 10 personas tienen $ 10 cada una y quieren comprar un producto, el precio ese producto aumentará si cada una de las personas tiene $ 20 a su disposición.
Los efectos de la inflación son desastrosos para una economía:
- como la moneda pierde capacidad adquisitiva (con $ 10 de dentro de un año podré comprar menos cosas que con $ 10 de ahora), no se genera ahorro. La gente, frente a una perspectiva inflacionaria, prefiere (lógicamente) gastar ese dinero, antes de que siga perdiendo valor. Generalmente, el dinero se gasta en inmuebles o rodados, que se desprecian poco (es por ello que son los tipos de bienes que aumentan su valor más rápidamente).
- dicho consumo aumenta más la demanda, acrecentando la presión inflacionaria, creando un efecto bola de nieve.
- como no se ahorra, los depósitos en los bancos disminuyen, impactando entonces en la capacidad de brindar créditos.
Hay varias recetas para combatir la inflación. Si bien el control de precios por parte de una Gobierno puede ser efectivo, su efecto se desgasta pasados algunos meses. Los controles de precios implican en la mayoría de los casos, subsidiar a las empresas para puedan vender los productos a precios estables, pero dicha subvención inyecta dinero en el mercado, generando más inflación y cancelando el efecto positivo del control de precio.
Las estrategias para combatir la inflación son, generalmente:
- disminuir el gasto público, para que el Gobierno inyecte menos dinero a la economía
- promover la inversión, para que la oferta pueda alcanzar a la demanda y se genere una estabilidad en los precios
- elevar la tasa de interés de tal modo de incentivar el ahorro (que la tasa ofrecida sea igual o mayor a la inflación, claro que esto no siempre es posible).
Otro efecto indeseable de la inflación es la inflación oculta: en vez de subir los precios, los productos vienen en presentaciones menores o de menor calidad. Si bien el precio se mantiene, el valor obtenido por ese dinero es menor.
La contrapartida de la inflación es la deflación: esto es la baja generalizada de precios. Si bien puede sonar atractivo, provoca que las inversiones y el consumo se retrasen (ya que se supone que más tarde será más barato). La falta de inversión y de consumo puede llegar a paralizar una economía.
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